A través de esta forma de representación el personaje manifiesta un pensamiento, un sueño o algo que imagina. Este recurso, por lo que hemos visto, no se utiliza con demasiada frecuencia en los ‘chats’ en castellano que hemos visitado. Su representación gráfica se inspira en otro de los referentes culturales comunes del grueso de la población que ‘chatea’: los cómics o los tebeos. En las viñetas de éstos, una nubecilla con texto dentro, que se acerca al personaje en forma de pequeños círculos inconexos significa que aquello está siendo pensado por el personaje.
Con este nuevo recurso, añadimos aún más teatralidad, capacidad escenográfica y literaturaturización al género. Por supuesto, el mismo mensaje que nos ha servido de ejemplo podría ser expuesto de la forma siguiente:
* Kiberion piensa para sus adentros: "Ojalá karin dejara de contar esos chistes"
La pluralidad de formas expresivas permite enriquecer el registro. Por un lado, es evidente que la teatralidad de la expresión rige el modo de inteactuar de los personajes. Una teatralidad peculiar, en la que guionistas, actores y audiencia confunden y condensan sus funciones para dar pie a una especie de performance continuada, absolutamente improvisada. Por otro lado, resulta significativo es que estas formas expresivas sean tan escénicas, tan televisivas. Si nos atreviéramos a insinuar que la televisión es una forma de deconstrucción del teatro tradicional, por su forma de segmentar sus componentes, de utilizar múltiples puntos de vista, infinidad de escenarios, todo tipo de montajes y alteraciones visuales y auditivas de la materia prima interpretativa, etc. Si nos atreviéramos a afirmar tal cosa, podríamos ver los ‘chats’ como una nueva deconstrucción del mismo teatro original y de su simulacro, la televisión. Mezcla sus componentes y los pasa por el finísimo tamiz de su ‘estrechez de banda’.
Por un lado, los ‘chats’ prima un sentido televisivo de construcción de las acciones (múltiples puntos de vista, voces alternadas, voces en off, pensamientos a la vista, acciones descritas como por un narrador omniscente...). Por otro lado, recuperan y aumentan a la máxima potencia uno de los aspectos que la televisión no fue capaz de reproducir del teatro: la presencia. La participación directa en las narraciones televisivas es ínfima y los espectadores se conforman con jugar el rol de público distante y más o menos pasivo –sobre todo en comparación con lo activo del rol de los usuarios de entornos cibersociales. En el escenario teatral hay gente actuando; hay personajes asumiendo un papel e interpretándolo. En las representaciones teatrales contemporáneas puede incluso que esa representación sea, de hecho, una improvisación en base a personajes apenas esbozados previamente. En el escenario hay gente, gente presente, viva. La televisión, por muchos directos que haya intentado, jamás ha sido capaz de plasmar esa impresión de presencia viva. Los ‘chats’ recuperan ese sentido de presencia viva, y lo elevan a la máxima expresión al hacer de todos los personajes, de toda la audiencia, actores. La experiencia ‘teatral’ de la interpretación y de la presencia se mezcla con la construcción televisiva que prima en la estructura expresiva. Nuevamente, encontramos dos componentes originarios fuertes que, al fundirse en los ‘chats’ -junto con otras influencias más locales y menos decisivas, pero siempre matizantes- dan a luz un género expresivo y social/socializante nuevo, un género ‘chat’.
No hemos citado todas las formas que toma la comunicación no-verbal y otro tipo de contenidos simbólicos que se esconden tras la ‘estrechez de banda’ de nuestro medio. Encontraríamos muchos más ejemplos válidos que redundarían en las mismas hipótesis que estamos planteando. A través de estas últimas páginas hemos subrayado enfáticamente que los ‘chats’ han desarrollado un género expresivo propio, postmoderno, para ceñirse a los tiempos que corren. Un género expresivo confuso, con multitud de referentes y con un suficiente grado de evolución propia, que le ha permitido crear nuevas formas expresivas, interactivas y dramáticas. El ‘chat’ es un género eminentemente dramático en su realización y televisivo en cuanto a sus estructuras formales. Esto último ya lo hemos argumentado y lo encontraremos ejemplificado contínuamente. Lo primero también ha sido subrayado repetidamente en las últimas páginas y cabe decir que también para Geertz, al acuñar el concepto de ‘género confuso’, la dimensión teatral, poietica, era ineludible. Los ‘chats’ son escenarios para ‘dramas sociales’. Es un género que ha dejado de estar a medio camino entre lo oral y lo escrito para situarse en otro lugar, indeterminado y propio. El hecho de que sea un género en sí mismo nos sirve para entender por qué razón opinamos que los ‘chats’ no sustituyen la comunicación oral ni la escrita. Los mundos virtuales no le pisan el terreno a la realidad porque no ocupan el mismo lugar. En todo caso, podríamos interpretar, como hace Janet Murray (1997), que los entornos cibersociales forman parte de la construcción de una nueva forma de entender nuestra sociedad, de concebirnos a nosotros mismos, de desarrollar un registro narrativo diferente... y todo ello con la ayuda de los ordenadores, que son, por encima de todo, tal y como afirma repetidamente Sherry Turkle (1997), instrumentos para pensar. Escribe Janet Murray:
Tanto si la narrativa multiforme es un reflejo de la física post-Einsteiniana o de una sociedad secular perseguida por lo casual de la vida o de una nueva sofisticación en el pensamiento narrativo, sus versiones alternadas de la realidad se han convertido ya en parte de la forma en qué pensamos, parte de la forma en la que experimentamos el mundo. Estar vivo en el siglo XX significa estar al corriente de la posiblidad de personalidades alternativas, de la posibilidad de mundos alternativos, y de las ilimitadas historias entrecruzadas del mundo actual. Para capturar una línea argumental tan constantemente bifurcada, se necesitaría mucho más que una voluminosa novela laberíntica o las secuencias de unas películas. Para capturar realmente todas esas imparables permutaciones, se necesita un ordenador
Murray trabaja desde un punto de partida de análisis de formas narrativas. No obstante, capta en ellas el surgimiento de nuevos formatos, que es a lo que nosotros llamamos, desde un punto de vista interaccional, género chat. Tengamos presente las caracterizaciones que hemos realizado hasta ahora para adentrarnos, a continuación, en el análisis de casos concretos. A través de ellos esperamos demostrar, de algún modo, la validez de nuestra definición de género chat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario