La palabra se creó para atrapar al sonido y hacerlo permanente. No bastaba la fuerza de un sonido, aún los que hacían temblar al cielo y la tierra, porqué irremediablemente se perdería con el paso de los tiempos y por ello hubieron frases maravillosas dichas en el momento justo que nunca fueron recordadas. Entonces el hombre creó la letra, la cárcel que albergaría cada sonido para que fuera repetido por las venideras generaciones. Y las letras formaron palabras y éstas fueron el eco inmortal de los sonidos. Pero no pudo atrapar lo esencial de la palabra, no pudo atrapar la magia que hace que palabras iguales suenen distinto, se sientan distinto, se interpreten distinto. Se olvidó el hombre que las palabras envían mensajes que nuestro espíritu saborea y devuelve a nuestra mente impregnadas de ese sabor amargo ó dulce según su estado. La palabra escrita en la arena ó en la roca es tan sólo un trazo muerto, nada es si no va acompañada de una mirada, una caricia. De éstas manifestaciones del alma se nutre y cobra vida, entonces si podemos decir que la palabra nos atrapa. El corazón grabado torpemente en el tronco del árbol para mi será solo un corazón, para los enamorados que lo grabaron será pasión, esperanza, sueños y quizás, porqué no, dolor y soledad. Si gritara con todas mi fuerzas en medio de una plaza sería oído por algunos e ignorados por muchos, quienes, sordos por los sonidos del mundo seguirian caminando absortos, pero si mi grito lo escribiera estaría allí interpelando una y otra vez a quienes pasaran y seguramente todos se detendrían ante su presencia ó por lo menos saldrían de su ensimasmiento al menos por unos segundos. Dice la cultura popular “las palabras se las lleva el viento” pero también alguien escribió una vez “lo escrito, escrito está” Cuando escribimos tratamos de enviar un mensaje y éste mensaje pretendemos que sea transparente, entendible, con sentido, pero siempre olvidamos que es tan sólo un trazo que será interpretado de mil maneras distintas por las mil personas que lo leerán. “No quise decir eso…” “No fue mi intención…” será la primera excusa que venga a nuestra mente para tratar de justificar lo injustificable. No tendremos a nuestros ojos por testigos los cuales reflejarán exactamente el sentido que pretendemos dar a nuestras palabras, no existirá el roce de la piel que permitirá sea inconfundible el significado y entonces tendremos que resignarnos a soportar la incomprensión, el desacierto y el error. Una palabra escrita a destiempo puede provocar el derrumbe de un castillo de palabras dichas con amor. La más sincera y armoniosa relación puede encontrar su final cuando el trazo de una palabra es malinterpretado. Leer es pues algo más que el simple ejercicio de repetir sonidos encerrados en trazos, es escuchar en silencio la voz del otro, es sentir como pretende tocar nuestra alma, es imaginarlo a nuestro lado, es pensarlo tal como es, con sus defectos y virtudes, aciertos y errores, pues si no logramos leer así nunca estaremos seguro de lo que pretendió decirnos y cometeremos el desquicio de sentirnos ofendidos, maltratados, ultrajados por una persona que tan solo se equivocó al elegir la palabra adecuada aún a pesar de que su intención fuera diametralmente opuesta. Nuestro espíritu siempre se encuentra agitado y no siempre es el mejor consejero para tomar decisiones. Por ello ante el presunto ataque de quien dijo querernos es mejor guardar silencio, esperar, poner en la balanza todo aquello hermoso que se compartió y lo que se espera compartir para darnos cuenta que en el otro plato sólo podremos poner nimiedades. Es tan sencillo dar una oportunidad, siempre es tiempo de re hacer lo mal hecho, tan solo basta tomar consciencia que todos somos humanos y por ende nos equivocamos aun a pesar nuestro. En ese mundo extraordinario del Chat, donde las palabras vuelan de un lado a otro, sin diccionarios ni traductores y lo peor de todo sin poder ver a quien nos escribe. Es por todo esto que bien vale la pena dar siempre la oportunidad de reconsiderar la interpretaciòn de lo que se ha escrito, y en verdad cuesta muy poco, pues solo debemos escribir “Amigo/a que quisiste decir, por favor?” y apretar enter.
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