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martes, 28 de septiembre de 2010

LA MAGIA DE SER ABUELOS


Un día con mi nieta Sofía.-
> > E. GALEANO

> >
> > - Mañana te dejo a tu nieta por un rato -dijo muy suelta de lengua mi
> > hija.
> > Y me lo dijo así, como si yo hubiera parido una nieta y me la vinieran a
> > devolver.
> > No es que me moleste, más bien me muero por ella pero... ¿así?...¿cómo si
> > yo hubiera abandonado a algún niño en una canasta?
> > Me la trajo tempranito envuelta en camperas, bufandas, guantes, gorras y
> > todas esas cosas que les ponen las madres a nuestros nietos y que
> > nosotros les poníamos a ellas y ahora nos damos cuenta de que era un
> > disparate.
> > No hay como cambiar de lugar del mostrador para avivarse de algunas
> > cosas.
> > - No me le des chicles que el dentista lo pago yo, ni Coca Cola, nada con
> > colorante, fijate la fecha de vencimiento de lo que le das, que no se
> > desabrigue que acá adentro está muy frío, si ves que transpira sacale el
> > gorro, que no coma chupetines porque se ensucia y con esta
> > lluvia no se me seca la ropa con nada, si van a salir, tapale bien la
> > boca, si se aburre, en la mochila trajo unos jueguitos para la
> > playestation -dijo cerrando la puerta y continuó dando órdenes por el
> > pasillo.
> > - Sí, mi amor, tengo un chicle de banana, y para después tengo un chupa
> > chup de cocacola.
> > - Siéntese por acá que le voy a enseñar a jugar al ludo, ya tiene cuatro
> > años y tendría que saber. Usted juega con las fichitas rojas, si saca
> > seis..., no, mi amor, el dado no se tira así, ¿su mamá no le explicó que
> > no gana el que lo tira más lejos?
> > Ya van tres veces que tengo que correr la heladera para sacar el dado.
> > ¿No le gusta el ludo mi amor? ¡¡¿Ya se aburrió del ludo mi amor?!!
> > Bueno..., le voy a enseñar a jugar al robo montón... Si tiene una
> > sota..., la sota es la señora de... ¿tampoco le gusta? Entonces de la
> > escoba de quince ni hablamos ¿no?
> > Mijita..., yo a su edad jugaba con tres palillos de ropa y dos chapitas
> > durante horas y horas y usted ya me cambió de juego tres veces en dos
> > minutos.
> > ¿Sabe una cosa? Nos vamos a las hamacas y al arenero ¿Cómo que su madre
> > la reta si se ensucia con arena?
> > En la esquina nomás le saqué la bufanda, los guantes, el abrigo y todo lo
> > que le había puesto la madre para que se moviera poco. ¡Ay Sofía! ¡Faltó
> > que le pusieran un ombliguero nada más!
> > Pise..., pise ese charco..., déle, déle que nadie nos ve.
> > Sí, agarre ese palito y vaya pasándolo por la pared y por las rejas...,
> > dele..., que yo lo hacía y no me morí...., patee esa lata..., pise solo
> > las baldosas blancas..., gire alrededor de esa columna..., corte esa flor
> > para llevarle a su madre..., no pise la sombra..., déle..., tírele una
> > piedra a ese perro que se quiere comer al abuelo..., cuélguese de esa
> > rama que está bajita...
> > ¿Al shopping? ¡¡¿¿¿AL SHOPPING???!!! ¡Noooooo! ¡¡Nuncaaaaa!! ¡¡Yo a ese
> > antro de perdición no entro aunque me lo pida mi nieta!!!
> > - Buenas tardes... ¿Ropería tienen...? Ah..., bueno.
> > Metí el mate y el termo en la matera porque no tenía claro si dejan tomar
> > mate en el shopping.
> > Cargué con la ropa que le había sacado a Sofía y le agregué mi campera
> > porque había 15 grados de diferencia entre la placita y ese lugar
> > maldito.
> > Mi nieta empezó a moverse como si hubiera nacido allí.
> > Yo estudiaba cada paso que daba por temor a equivocarme.
> > Sofía llamó por el nombre de pila a la vendedora de pororó y me hizo
> > comprarle una caja de las grandes.
> > Cuando yo estaba pagando enfiló corriendo para la escalera mecánica y a
> > mí casi me da un ataque.
> > Corrí lo más rápido que pude cargando con la ropa, la matera,
> > desparramando el pororó por el piso al grito de: ¡¡Sofíaaaa!!!!
> > ¡¡¡¡Cuidadooooo, esa escalera te puede mataaaar!!!!!!
> > Detengan a esa niñaaa!!! ¡¡Paren la escalera!!!! ¡¡Se va a tragar a mi
> > nieta!!!! ¡¡¡Alguien que pare la escaleraaaa!!!
> > Un guardia de seguridad me quiso llevar detenido mientras mi nieta me
> > hacía adiós con su manita abierta subiendo lentamente hacia la zona de
> > restaurantes.
> > Regresó solita por la otra escalera y le explicó al guardia que yo era
> > su abuelo y que me había traído al shopping.
> > - "Es mi abuelo, nos vamos al cine Pablo".
> > -¿De Walt Disney dan alguna? -pregunté a una chica igualita a la que me
> > dijo que no había guardarropa.
> > Seguro que ya se lo habían preguntado muchas veces, porque se rió y me
> > miró como diciéndome... "No, de Walt Disney hoy no damos".
> > No habíamos dado ni tres pasos cuando tuve que comprar otra caja de
> > pororó y dos vasos de Pepsi de los grandes.
> > Nunca pensé que podría ser tan largo el recorrido hasta la butaca.
> > Le pedí a mi nieta que se agarrara de mi campera porque me quedé sin
> > manos para ella.
> > Un vaso llenito hasta el borde en cada mano, la caja de pororó llevada
> > con los dientes, la matera colgada, los guantes, la bufanda, las camperas
> > y la gorra sobre mis brazos a modo de un bebé.
> > Cuando vi el escalón a lo oscuro, mi instinto de abuelo no consiguió
> > frenarse y grité:
> > - "¡Cuidadooo Sofía!"
> > Cualquier idiota sabe que cuando uno abre la boca para hablar se le cae
> > lo que esté agarrando con los dientes.
> > Yo también lo sabía, pero mi cabeza piensa más lento que mi corazón.
> > De cualquier manera lo que más me molestó fue la risita de algunos padres
> > piolas, la patada que me dio el tipo al que bañé con pororó y los
> > insultos de la señora que limpia.
> > El resto, bien.
> > Necesité diez minutos más para acomodar en la oscuridad todo lo que había
> > llevado al santo botón.
> > - Abuelo... -dijo casi en secreto mi nieta - ¿no quedó pop?
> > - ¿Pochoclo? -le pregunté.
> > - ¿Pocho qué?- dijo mi nieta y tuve que ir a buscar más.
> > Como no me animé a dejarla sola en lo oscuro y como vi a un par de nenes
> > con cara de delincuentes sentados allí cerquita, resolví agarrar todas
> > las cosas (incluyendo a Sofía) y repetir la operación otra vez.
> > Tomé un trago bien grande de ambos vasos para que no se me volcara y allá
> > fuimos otra vez de excursión.
> > Nos perdimos el principio de la película.
> > -Esta ya la vi, abuelo -dijo mi nieta con absoluta seguridad.
> > - ¿Cómo que ya la vio?!! ¡Es Robot!! ¡Es un estreno!
> > - Ya la vi abuelo. ¡El papá de una compañerita del colegio las baja por
> > Internet.
> > - Bueno, mi amor, no importa..., vamos a verla otro poquito que me gasté
> > 250 pesos en las entradas.
> > - Ahora ese robot se va a desarmar..., ¿viste abuelo? Ahora agarra su
> > cabeza con la mano. ¡Te lo dije! ¡Vamos a los jueguitos, abuelo, vamos a
> > los jueguitos!
> > ¡No, no y no! No es que me molesten las maquinitas, directamente las
> > odio. No puedo ver como pasan horas y horas enfrente a las pantallas
> > donde se cruzan autos o aparecen monstruos disparando.
> > - No mi amor, discúlpeme, pero eso es lo último que haría.
> > - ¿Me das 4 fichas, por favor? -le dije a una chica igualita a la que
> > vendía Pepsi, pochoclo y entradas de cine.
> > El ruido me perforó los oídos..., en una máquina un tipo tiraba con una
> > ametralladora hacia una pantalla y el que parecía su hijo se le colgaba
> > de los pantalones llorando para que le dejara hacer un tirito.
> > En otra máquina un niño de 8 o 9 años trataba de embocar una pelota de
> > básquetbol en un aro, le pregunté por que no iba a la placita y me dijo
> > algo de mi mamá.
> > Dos niños que parecían sus hermanitos lo aguardaban en unos changuitos.
> > Les pregunté por la madre y me dijeron que estaba al lado, en las
> > maquinitas para grandes.
> > Contra el pool, cuatro niños de 10 o 12 años pasaban tiza a los tacos y
> > solo faltaba el humo de los puchos subiendo hacia la luz tenue que se
> > balanceaba sobre el paño azul.
> > No pude encontrar ningún juego para mi nieta, así que dejé más de 200
> > pesos en fichas tratando de agarrar con una pinza unos ositos de peluche
> > que no salían más de 30 pesos.
> > No es lo mío..., no consigo coordinar en ese juego, cuando quiero abrir
> > la pinza, suelto la campera. Cuando quiero largar la pinza tiro la
> > matera.
> > Sofía por suerte sacó un caballito azul y me lo regaló.
> > - Dale abuelo -me dijo - llevame a comer algo, tengo hambre.
> > - Bien..., seguro que a la vuelta encontramos un frankfrutero.
> > - No, abuelo, llevame a Mac Donald's.
> > - ¡Nooooooo! ¡No, no, no y no! Nunca entraré a ese lugar en que muelen
> > desperdicios y los transforman en comida, cortan pedacitos de plástico y
> > los ponen en bolsitas de papas fritas ¡Noooo! ¡Ni siquiera por vos,
> > Sofía!
> > - Un happy meal, sin ketchup, sin queso y una coca -le dije a una chica
> > igualita de la del cine, las maquinitas y el pororó...
> > - No -me contestó- a Sofía le gusta con queso. ¿Y para usted?
> > - Ehhh..., un chorizo con picantina, hongos y criolla.
> > Algo que no entendí pasó en ese momento, porque se rió igual que la de
> > Walt Disney y me dio solo el pedido de Sofía.
> > Mi pequeña "nieta zapping" no había terminado de comer cuando se metió en
> > el pelotero y en unos tubos enormes junto a una manga de foraj... de
> > niños que disfrutaban del sábado.
> > Cargado de mi equipaje, más los jueguitos que traía la cajita y el
> > caballito azul me asomaba de a ratos a unas ventanitas de vidrio en las
> > alturas para ver si todavía respiraba.
> > Dos veces me tuve que meter en los tubos (sin largar la ropa) porque
> > Sofita no se animaba a tirarse.
> > - ¿Qué le parece si nos vamos? El abuelo está cansado, con frío y
> > transpirando.
> > - ¿Al baño? ¿No aguanta hasta llegar?
> > Yo temía este momento, sabía que me podía pasar.
> > - Sofiita, escúcheme un poquito, mi amor, yo no puedo entrar al baño de
> > las niñas, aguántese hasta llegar.
> > -No, abuelo -me dijo- no aguanto más.
> > -Bien..., ¿qué va a hacer en el baño? -pregunté y me preparé para la peor
> > respuesta.
> > - Caca, abuelito.
> > Volvimos al shoping y cuando nadie me vio me metí en el baño de las
> > mujeres y me escondí atrás de una puerta esperando que mi nieta me
> > avisara.
> > - Ya está abuelo, limpiáme -gritó mi nieta.
> > -Voy Sofiita -le dije y me topé con una vieja que salía subiéndose la
> > bombacha desde una de las puertas.
> > Lo que siguió fue muy triste, me golpeó fuerte con un paraguas al grito
> > de de-ge-ne-ra-do.
> > Así, una sílaba, un golpe de paraguas: ¡De-ge-ne-ra-do!!
> > Y me pegó hasta que llegó el guardia que por radio pidió ayuda a sus
> > compañeros.
> > Ayuda precisaba yo.
> > Mi nieta se la tuvo que arreglar sola una vez más y mientras se acomodaba
> > el pantalón les dijo:
> > - Es mi abuelo otra vez Pablo..., ya me lo llevo.
> >
> > Eduardo Galeano
> >
> > escritor uruguayo

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